
Una herida no es océano no es charco Es agua rabiando sed
No es tuya no es mía Es ella abierta
Abierta regresando
Detrás de muchos siglos de un sol intolerante a la sombra, en algún pantano de la ciudad, se extravió mi nariz. La propuesta es encontrar lo que quede de ella Sea un moco salvaje desvencijado de soledad.
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