24/1/15

Zoo

en la especie más animal de todas hay un gesto que nos repite una y otra vez: echarle la culpa al otro, responsabilizar lo, al menos, por un capítulo de la historia personal; suplicarle en silencio que nos ayude a cargar con tanta paradoja: si pecamos, debemos a dios y la condena cotiza a partir del más allá. Si no pecamos, quedamos en deuda con satán. Y el infierno comienza ahí mismo. 

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