lo que
quería era sólo eso, carajito mío, embriaguez de poeta
más
que palabras, música a los ojos, brazos que se extienden en un gesto
que escribe, ven.
La
comprensión no puede sola con la mirada huraña del padre.
Estamos
como en tallas equivocadas, en zapatos que nos descalzan.
La
comprensión no basta a la sed. Ésta necesita agua de inocencia y
sabiduría
desde
un mismo salto
donde
la montaña y el mar
se
tomen de las manos
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