Emerjo a la escritura desde lo negro. Duele en la cédula amanecida.
Hiere cada hora arrancada en cada trapo quitado.
Porque para mí, escribir es el coraje o la irreverencia de la desnudez.
O en todo caso, esa voz saliendo del alma, y merece los dedos.
En el esfuerzo de dibujar aromas y hedores pasando y quedando, se enciende la sal profanada bajo la piel.
Escribir desde el horizonte parido en un proyecto, es Otro ajeno extraordinario. Hasta ahora me vive nunca.
Y siguen estos garabatos nacidos de aquel silencio apretado de una vida. Ya no se escurren, posesos en los rincones, temiendo el revés y el derecho de sus ganas.
Sola llega la hora de desnudarse palabra que regresa, que
sin entender insiste. Dejando la ciencia a Dios y la soberbia al diablo.
Ambos la arrodillan.
-“Sí, las palabras vuelven… avanzan en círculo, a veces atraviesan el mundo entero, siempre en círculo, y luego se vuelven a encontrar, se tocan y cierran algo…”-
(S. Márai, El último encuentro)
…..
Sola llega la hora
Puebla aromas y hedores
de un Otro
desnudándola
Lamiéndola llama
silencio
sangre opuesta de soles
Babel en las venas
Sola suda la hora
tres fuegos negando
a un Otro
desnudándola
17/6/08
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