
Dios no la quiere escrita
sino Atenta a sus labios
Detrás de muchos siglos de un sol intolerante a la sombra, en algún pantano de la ciudad, se extravió mi nariz. La propuesta es encontrar lo que quede de ella Sea un moco salvaje desvencijado de soledad.
1 comentario:
Buen día Melba.
Hoy entro a tu espacio y encuentro al dios tuyo...
Me asombra encontrar en dos versos la maravilla del reflejo buscador, la visión segura, de pasar hacia el laberinto, muy tuya, sobre la espera de la unión. Es muy incitador, mas, estimula a buscar el escrito.
Siempre
Sencillamente
Milagro Haack
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