Yo
soy Encarnación -la
de cabelleras Erinias-
I
detesto
al peine y a mi madre
conspiran
contra los nudos
no
advierten la diversión
de
dejarse enredar por las manos del viento
son
las nuevas modas de señorita,
me dice, en su gesto fallido
por
plancharme el monte
con
perfume fuereño
con
nariz respingá
una
peluca de musiua
calentándome
la calva
sobre
ésta
un
epitafio:
por
cada pelo caído
otro
por
barrer con palo de guayacán y yerbas de Tisífone
II
ojos
de pejesapo
en
el aullido del tren
en
el cadáver de la fruta sobre la silla de ruedas
en
la infancia trastocada por un Sol subterráneo
cuánto
polvo de picapica en la memoria
y
aunque la maestra no nos haya dictado estos versos
todas
terminamos escribiéndolos
III
Encarnación redime el horizonte
de pájaros que no alcanzo
y tiburones que no dejan regresar los pies
hacia la propia orilla